jueves, 8 de julio de 2010

Introito I

Muchos alguna vez hemos experimentado algún tipo de discriminación o estigmatización en una determinada circunstancia, ahora imaginemos que esa estigmatización la vivamos todos los días, de parte de amigos, familiares y la sociedad en general es de seguro que sería perturbador para la persona, peor aun si es que este sujeto es una persona con alguna enfermedad mental.



Desde la antigüedad se conocían de casos sobre personas que padecían alguna alteración mental a la cuales en algunos lugares se les consideraban como mensajeros de sus dioses en otros se les consideraban personas poseída por el demonio por lo cual eran sometidas a torturas y a largos tiempos de supresión de comida como una forma de quitar los demonios. Los romanos y griegos dieron muchos aportes para poder entender a los enfermos mentales desde un punto de vista mas científico, pero todos estos avances fueron oscurecidos en la de la Edad Media por la iglesia Católica quienes retomaron las explicaciones antiguas sobre la enfermedad mental, se les consideraba personas poseídas y pecadoras por los cuales muchos enfermos mentales fueron torturados y quemados en las hogueras a manos de la Santa Inquisición.



En la actualidad se han logrado avances importantes en la comprensión de las enfermedades mentales, pero aun así muchas sociedades siguen estigmatizando y discriminado a las personas que padecen alguna enfermedad mental y es que siguen influenciadas por las creencias del pasado y forman sus actitudes en base a estas. La población en general consideran a las personas mentalmente enfermas como impredecibles, peligrosas, personas con las cuales no les gustaría encontrarse en la calle y muchas veces también se les considera una carga para la sociedad. En países subdesarrollados, o en vías de desarrollo como la nuestra, la situación de los enfermos mentales es igual como la descrita anteriormente pasando por la falta de presencia del estado en dar mejores condiciones de vida a estas personas y por una sociedad “moderna” enclaustrada todavía en un pensamiento medieval en relación a los enfermos mentales.